La
asfixiante deuda de los clubs con la Agencia Tributaria ha llevado en lo que va
de año a recaudar 132,9 millones, de los que 55,3 millones se corresponden con
embargos de bienes o derechos. A 1 de enero de 2012 la deuda de los clubs
españoles ascendía a 752 millones y en los que va de año se han llevado a
cabo 278 actuaciones de embargo, entre ingresos por taquillas, derechos
audiovisuales, créditos por quinielas y derechos federativos. Es el pozo en que
ha caído el fútbol español . Hacienda ha embargado ahora todos los ingresos del
Deportivo por la deuda que mantiene con el fisco, que alcanzaría los 34
millones de euros, según reconoce el club. La única salida posible es ya el
concurso de acreedores.
La Liga
española ha venido a ser durante los últimos 20 años como una especie de
‘paraíso fiscal’ asumido por el Estado, que desde la conversión de los clubs en
sociedades anónimas no ha querido encontrar fórmulas para limitar los
despilfarros. Han campado a sus anchas una determinada clase de
empresarios y políticos locales dispuestos a ganar protagonismo social con el
fútbol y, en muchos casos, con la idea del enriquecimiento personal en
operaciones de dudosa legalidad. Un mundo sin límite salarial, sueldos
astronómicos y fondos de inversión fichando y traspasando futbolistas con sus
consiguientes plusvalías, dinero negro, y cajas B, mientras el país afrontaba
el pinchazo de la burbuja y se asomaba al precipicio de la quiebra.
Para todos los desmanes siempre hay un
final. Y la brutal
crisis económica ha impuesto el orden a que obliga Europa. El ministro Montoro ha decidido actuar en
las recaudaciones de Hacienda y también en el desmadre de la Liga de las
Estrellas. No había otro camino que acabar con la ficción, si en la mayoría de
países del continente el endeudamiento ilimitado está perseguido con ejemplares
descensos de categoría o incluso castigado con la desaparición de los clubs.
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