martes, 30 de agosto de 2011

ENTREVISTA CON VICENTE DEL BOSQUE, seleccionador español de fútbolS


ENTREVISTA A VICENTE DEL BOSQUE

"Hay demasiada intolerancia entre Madrid y Barça"

La avalancha de reconocimientos que ha recibido desde que la selección se proclamó campeona del mundo en Sudáfrica no ha cambiado a este salmantino sencillo, familiar y socarrón que mira con preocupación las tensiones del fútbol español. Su reto es mantener a España en la cúspide.

Magazine | 26/06/2011 - 12:34h
XAVIER HOSTE
Cuando se dialoga con Vicente del Bosque (Salamanca, 1950), surge la duda de por qué hay tantos entrenadores atribulados, que se empeñan en hacer del fútbol un deporte más complejo de lo que es. La naturalidad y la sencillez adornan el carácter del seleccionador español campeón del mundo, hoy ya marqués. Fue un premio que le dio la Casa Real, como reconocimiento al triunfo en Sudáfrica 2010, que ha superado la proyección de este técnico y ex futbolista del Real Madrid moderado y humilde. En Del Bosque todo parece mesura y control, también de las pasiones ligadas al fútbol.
Nunca se transforma en los momentos más difíciles, y sus amigos dicen que sabe comportarse con grandeza cuando toca. Siempre es el mismo, en los momentos de felicidad y en los de máxima tensión. Con ese talante supo recoger el testigo de Luis Aragonés y aprovechar la calidad de una generación irrepetible de futbolistas para conquistar por primera vez en la historia española un Mundial de fútbol. Si ha habido un secreto en la mano de Del Bosque, cuentan que es la normalidad con la que dirige el grupo y su gran corazón. Su forma de actuar, lejos del protagonismo, es lo que persuade a los futbolistas. No grita ni da puñetazos en la mesa. Convence con su actitud.
Ha vivido el éxito en medio de una crisis social profunda. ¿Le ha hecho pensar más en lo importante que ha sido para el país?
Los éxitos son siempre pasajeros, efímeros, pero este, por el momento de conseguirlo y por lo esperado que era, ha tenido un efecto positivo mayor, y más duradero. Es verdad que estamos en momentos económicos difíciles, y contrasta que sea ahora, casualmente, cuando España está viviendo uno de sus mejores momentos deportivos.
Ustedes son un referente de un trabajo bien hecho, por esfuerzo, por solidaridad y por convencimiento. ¿Pero no le preocupan la falta de valores sociales que se respira en la actualidad?
En el ambiente general de crisis habría que hacer dos distinciones. La crisis económica del país, a la que han arrastrado a España los países del entorno, todos los países europeos, y luego una crisis de valores de la sociedad actual, que yo miro con recelo y no con pesimismo. Porque tenemos una sociedad actual preparada y unos jóvenes comprometidos. No quiero ser tan pesimista, y creo que los tiempos han cambiado, la vida está difícil, desde luego que sí, pero si miro a los jóvenes que conozco creo que son unos buenos ejemplos. Y si nos circunscribimos a la selección, son chavales normales, con inquietudes, con una vida singular por el dinero que ganan, pero son buenos ejemplos de lucha, de sacrificio, son chavales sencillos y humildes, un buen referente social.
¿Qué opinión tiene de las reivindicaciones de los jóvenes del 15-M?
Creo que son manifestaciones pacíficas y, si acaso, una llamada de atención. No me parece que nadie les haya orientado para manifestarse, sino que ha sido espontáneo. Tienen valor por eso y, sobre todo, porque ha sido una protesta muy pacífica. Es una llamada de atención a los políticos, y que nadie mire hacia otro lado. Posiblemente tengan motivos para hacerlo, porque con las cotas de desempleo su futuro está difícil, y por lo menos hay que escucharlos. Creo en los políticos, sinceramente, y creo que no se puede generalizar y decir: “Todos los políticos son un desastre”. Sean de derechas o de izquierdas, hay buenos y malos en todos los sitios.
¿Usted se siente más de derechas que de izquierdas?
No tengo por qué definirme. No quiero tomar partido. ¿Quién me gusta más Ronaldo o Messi? ¿Y por qué me tengo que decidirme, por uno o por otro? Me pueden gustar los dos. Desde el puesto de seleccionador, quiero que me miren con desapasionamiento y desde la vis sólo deportiva.
A usted se le pone como ejemplo de control y de moderación en los momentos de más tensión. ¿Lo siente así, es una de sus virtudes, no le gustan los ­extremos?
Ese perfil mío no tiene color político. Mi manera de ser es así, moderada, centrada, y hay moderados en todas partes. Todos tenemos nuestras ideas, pero creo en las personas y en la gente. Cada uno tenemos nuestras influencias, y eso te marca mucho la forma de pensar. Estamos en una sociedad tolerante, mucho más que la sociedad que tuvo mi padre. Yo no he pasado lo que pasaron ellos. Aquella generación fue muy dura, y no me extraña que estuvieran un poco fastidiados, claro. Los tiempos han cambiado, y yo creo que hay que ser respetuoso con todo el mundo y tolerante con la opinión de todos.
¿Sus hijos le inculcan algo de rebeldía, con la que está cayendo para los ­jóvenes?
No, viven la vida a su manera, como hacen los jóvenes de hoy. Puede ser que tengan una posición cómoda y que eso les haga no comprometerse con nadie.
¿Las pasiones extremas están reflejando, en su opinión, esos cambios sociales, que están provocando tensiones también en el fútbol?
El mundo global nos ha superinformado de todo y también nos ha creado más reacción. Hay gente que lo está pasando muy mal, sí, en países donde no tienen democracia, porque hay dictadores, como en Libia, Siria… Aquí tenemos una democracia, no del todo perfecta, pero, al fin y al cabo, es una democracia. Aunque todo es mejorable, claro. Pero no tienen parecido estas protestas en las calles españolas con lo que se ha vivido, por ejemplo, en Libia. Y, trasladado al fútbol, yo lo que veo es que hay demasiada intolerancia, por ejemplo en la rivalidad entre Madrid y Barcelona. Creo que es imposible de solucionar. Hay gente empeñada en desunir. E imagino que hay madridistas que no representan bien a los madrileños y barcelonistas que no representan bien a los catalanes, creo yo. Y aquí, nada, empeñados en mezclarlo todo, y empeñados en desunir, más que en unir. Algunos se agarran al fútbol para imponer sus opiniones. En estos duelos Madrid-Barcelona las pasiones se han ­extralimitado.
¿El título de marqués que le ha concedido el Rey le ha incomodado más que alegrado?
No, no me ha incomodado. Viene de la familia real y lo tengo en gran estima. Es un premio que es una distinción personal, pero que, en realidad, es un reconocimento al fútbol. Me alegré de compartirlo con Vargas Llosa, un hombre brillante de las letras. Fue un detalle que también se sintiera halagado él por mí, porque me conoce de referencias, y supongo que lo que le llega es bueno.
Todas sus referencias siempre aluden a la responsabilidad, la humildad, el trabajo en equipo, el compromiso… ¿Le reflejan bien como persona?
Son los valores de un buen deportista, que intentamos transmitir, más que desde la palabra con los hechos, que es lo que vale. El deportista debe ser así, independientemente del dinero que tengan los futbolistas. Cuando se tienen los valores de generosidad con el compañero, de amistad, de lucha solidaria, se tiene mucho ganado.
¿Así era Vicente del Bosque también de jugador? 
Yo creo que tenía buen sentido de equipo como futbolista. Siempre he preferido perder yo el balón y que me lo quitaran, y que la bronca del entrenador fuera para mí, que entregarlo mal a un compañero. Sí, tenía sentido de equipo. Y también he intentado transmitirlo  siempre. El fútbol es la búsqueda de un resultado, pero también es ética y buena conducta personal.
Del Bosque dejó de ser futbolista en 1984, tras 18 años de carrera en un Real Madrid marcado por el liderazgo personal de un presidente peculiar, Santiago Bernabeu. Aquella singular organización social del club de Concha Espina marcó al actual seleccionador por los principios de disciplina y austeridad. No lo esconde. Se siente partícipe de esa época dorada del Madrid, en el que luego siguió como director de la cantera, hasta llegar al puesto más alto, como entrenador, tras haber trabajado con Heynckes, Hiddink y Capello, y ganar dos Copas de Europa. Pero Del Bosque nunca personaliza sus éxitos. Siempre habla de “equipo”, con el “nos” y el plural por delante, para no olvidar al grupo de fieles colaboradores, que forman Toni Grande, su ayudante, Javier Miñano, el preparador físico, y Paco Jiménez, el ojeador de los rivales. Un concepto familiar trasladado al fútbol, como sus dos grandes pilares.
¿Cuáles han sido sus referentes en lo personal?
Principalmente, mi padre. Era superresponsable en el trabajo, era ferroviario y no tenía horas para salir. Me enseñó el sacrificio y la responsabilidad. Y los he mantenido siempre. La rectitud de mi padre, equivocado o no, me marcó. Fue un hombre íntegro y familiar. En el fútbol, ha habido otros referentes morales, como Miguel Muñoz o Luis Molowny. Yo me eduqué en el Real Madrid y allí nos enseñaron a conducirnos en la vida. Me enseñaron a ser futbolista, pero además a ser persona. Y más tarde aprendí también mucho de Miljan Miljanic y Vujadin Boskov.
Usted quiso ser maestro… algo tiene de didáctico el cargo de seleccionador.
Sí, lo intenté, y de alguna manera dirigir grupos me ha gustado. Las relaciones humanas son tan difíciles que no vienen en un tratado. Puedes leer libros, pero la realidad siempre lo supera. Yo me he guiado siempre por unos valores a los que no he traicionado. El entrenador está para mejorar, no para estropear. No creo en dar voces en la banda porque no creo que aporte nada. Creo en explicar y en convencer.
Para los que comparten que el poder se puede tener, pero la autoridad siempre se gana, Vicente del Bosque es un buen ejemplo de cómo lograr el respeto sin vehemencia. No suele saltarse el tono con sus jugadores ni impone su criterio a gritos. Su camino es el diálogo y el sentido común, que le imprimen, probablemente, su gran sentido familiar. Cuentan sus compañeros en el Madrid que en las noches de celebración de los títulos él acudía a reunirse con sus familiares, que siempre solían acompañarle en el campo. “Del Bosque afianza su personalidad en su familia, en su esposa y en sus tres hijos, sobre todo, en su hijo Álvaro, que tiene síndrome de Down; es un chico extraordinario. El afecto que siente por Álvaro y por las personas que quiere le proporciona esa estabilidad. Yo siempre pensé que Álvaro es su ángel. El ángel que le proporciona esa fuerza. Ese extraño equilibrio emocional”, cuenta Alfonso del Corral, que coincidió con Del Bosque como médico en las dos finales de Ligas de Campeones que ganó con el Madrid (2000 y 2002).
Tuvo que ser emocionante para usted compartir con Álvaro, en el autobús de la selección, el éxito logrado en el Mundial…Fue un acto espontáneo, nada premeditado.
A mi hijo le hacía ilusión y salió así. Es un chaval desinhibido, y al final tuvo repercusión, porque recibió muchas cartas de discapacitados y estimuló la solidaridad. Pero no se hizo con ninguna intención de dar a conocer el problema. Mi hijo Álvaro me ha ayudado aún más a realzar las responsabilidades que tienes en la vida.
¿En lo personal, qué le ha supuesto ganar el Mundial?
Una alegría muy grande, en un momento muy especial para nuestro país, que está afectado por la crisis. Ha sido un año extraordinario en lo personal, no por los premios, sino por haber acabado con todos los tópicos negativos que rodeaban a nuestro fútbol. Sobre todo, me quedo con la simpatía que ha generado este éxito. A nivel de clubs siempre habíamos tenido un reconocimiento y una posición hegemónica, pero nos faltaba dar ese paso con la selección. Hasta el triunfo en la Eurocopa, la situación era atípica, en parte fruto de la mala suerte o de presión excesiva. Ese triunfo liberó al fútbol español. Supimos juntar una generación de jugadores muy brillantes con un estilo en el que se han sentido seguros, y lo que faltaba era llegar a un Mundial en una forma psíquica y física perfectas. Se consiguió, no sin momentos delicados, y al ganar se ha internacionalizado nuestro fútbol. Cuando llegamos a España con la Copa del Mundo me impresionaron mucho las riadas de gente que lo celebraban, pero también ver con la bandera de España a una gran cantidad de inmigrantes que lo sentían como propio. El triunfo nos ha devuelto el orgullo.
¿Ser campeones del mundo le ha puesto más presión ahora? ¿Cómo justifica las dos derrotas por goleada frente a Argentina y Portugal, que son rivales directos?
No hicimos bien las cosas. Y se demostró que nuestra responsabilidad es mucho mayor ahora por ser campeones, y no podemos eludirla. La derrota contra Argentina fue en un contexto extraordinario de relajación, la de Portugal me dolió más. Pero luego, en los siguientes partidos, hemos vuelto al nivel que nos exigimos, con tensión competitiva. Las derrotas no marcan una tendencia, pero estamos vigilantes para que no vuelva a ocurrir.
¿Qué es lo que más destacaría de esta etapa en la selección?
La mentalidad, el optimismo del grupo. Esta selección ha roto con los complejos de antes. Hace años se salía con miedo y cualquier obstáculo en el camino servía como excusa para justificar una derrota. La fe en el triunfo que se tiene ahora es lo que nos ha hecho ganar.
¿Le ve recorrido al equipo, o siente preocupación por el futuro?
Tenemos una base de jugadores excepcional que no vamos a tocar, al menos por ahora. Es una generación maravillosa de jugadores, muy educados en lo deportivo y profesional, que siguen teniendo ganas de competir y estoy seguro de que nos darán más alegrías. Son jugadores muy buenos técnicamente, que luchan y pelean, que no son conservadores, que siguen teniendo hambre de gol y triunfos. Y, además, son chavales majos, humildes, que tienen un buen comportamiento en su vida. Pero también hay futuro en los que vienen. Esta selección está marcando el camino a los más jóvenes. No creo que sea irrepetible. Más allá de los títulos, estamos obligados a mantener el espíritu competitivo. Luego, al final, en los torneos sólo gana uno, y están también selecciones muy buenas, como Italia, Inglaterra, Alemania, Holanda… 
¿Admite que los cuatro Madrid-Barcelona han dejado heridas quizá incurables en la convivencia del grupo?
Las heridas habrá que cicatricarlas cuanto antes. Los enfrentamientos han dejado secuelas porque hay gente que utiliza la rivalidad Madrid-Barça para desunir y dividir. Buscaremos soluciones, sin abusar de la mano izquierda. Espero que no nos contamine mucho todo este lío con tantos partidos, porque sería un error gravísimo. En la competición a veces surgen fricciones, pero no se debe perder nunca el respeto. Si queremos ser campeones, si queremos seguir en la senda del éxito, es irremediable seguir con el buen ambiente.
¿Comparte la decisión del Madrid de haber pedido una sanción por racismo para Busquets por insultos que se han producido sobre un campo? ¿No es violar ese código no escrito que dice que no se puede rearbitrar los partidos?
Está bien ganar, competir, defender a tu club, es lo obligado, pero también tenemos que tener una mirada más amplia en el mundo del deporte. Madrid y Barça tienen objetivos comunes y se necesitan uno a otro, y las reacciones que está habiendo demuestran que en el fútbol está cambiando todo, y parece que vale todo. Hoy día hay cámaras por todos lados y pueden utilizar lo que hagas y digas. Está claro que Busquets no es racista, es un buen chico que muchas veces limita su fútbol en beneficio de su compañeros, pero se encontró en una situación indeseable.
¿Se reconoce en el actual Madrid?
Con la institución, sí; con las personas, no. 
¿Va a volver algún día?
No, nunca. Jamás. Nada hará cambiar mi decisión. No volveré al Madrid, pero tengo que decir que, como institución, me lo ha dado todo, y no siento que tenga ninguna deuda conmigo. 
¿Qué le pareció la final de la Champions League en Wembley?
Disfruté con la final. Fue un gran partido. El Barça dominó con autoridad de principio a fin, en una actuación magnífica. Y estoy muy contento, porque confirma el alto nivel del fútbol español, y que uno de sus clubs vuelve a ser campeón de Europa.
¿Cree que el Barcelona es la referencia?
Realmente, el Barça está ahora un peldaño por encima de los demás. Y tienen a Messi, que es un jugador distinto, que decide, y que está haciendo un gran bien al fútbol, con ese estilo tan natural que tiene, porque parece que juegue en la calle. Pero yo veo que hay equipos con mucha fortaleza también y llegará el momento en el que puedan perder. El Barça ha demostrado que es el mejor, pero en el fútbol nadie es invencible.
¿Ve al Madrid hoy por hoy cerca?
Me hubiera gustado que la final hubiera sido contra el Madrid, porque creo sinceramente que ahora mismo son los dos mejores equipos de Europa.

Perfil futbolístico

futbolistas
"Disciplina, mecanismos de juego y orden táctico, indispensable para que aflore el talento". Esa es la receta que ha aplicado Del Bosque en la selección y que también aplicó en el Real Madrid, donde llegó a ganar dos Ligas de Campeones, aunque fue ninguneado por Florentino Pérez en aquel equipo de los galácticos. No le quisieron renovar porque, decían, no era un entrenador moderno. Aquella herida que le dejó su mala salida del Real Madrid no cambió su espíritu luchador. Apasionado del fútbol, probó la aventura en el Besiktas turco, y luego la selección, tras el éxito vivido con Luis Aragonés en la Eurocopa 2008, le brindó la ocasión de reivindicarse. Hombre respetuoso y cauto a la vez, ha sabido dar un sello propio a la selección conservando la esencia que la llevó a su primer título, imponiendo el sentido común a sus decisiones. Admirador del juego de Messi –"es un futbolista singular, parece que juegue en la calle, regateando aquí y allá, y esa naturalidad le hace mucho bien al fútbol",
dice–, está convencido de que el estilo "no lo marca un entrenador, sino que lo imponen los futbolisas.

Publicado en  Magazine de La Vanguardia 26-06-2011'