viernes, 20 de julio de 2012

Con Gasol se tapa un error


No son los mejores días para el Comité Olímpico Español. En vísperas de la apertura de los JJOO de Londres, la lesión inesperada de Rafa Nadal --el abanderado elegido por una votación realizada contra la propia normativa—, se ha unido a un nuevo caso en la lacra del dopaje y al agria polémica sobre la vestimenta de los olímpicos españoles, que va a salpicar al COE durante toda la competición. La decisión sobre el abanderado no se ha llevado bien desde el principio y ha sido demasiado controvertida. Primero fue el cambio de reglamento, luego vino la elección de Nadal, ha seguido la renuncia del tenista por lesión, y el último capítulo lo han escrito Iker Martínez y Xabi Fernández, con su negativa a portar ellos la bandera alegando motivos de preparación. Sólo el nombramiento definitivo ayer de Pau Gasol ha logrado poner un buen final a un guión muy mal escrito.

Gasol es la mejor elección posible. Será, por su buena imagen mundial y sus muchos méritos deportivos, tan o más carismático que el propio Nadal, de quien jamás se sospechó que sus problemas frecuentes en las articulaciones, y su eliminación en Wimbledon, pudieran desembocar en esta negra decisión, que ha pillado al COE desorientado y con el pie cambiado.

 Nadie sospechó en el organismo el mínimo atisbo de que Nadal dudara de competir en Londres. Y tampoco el tenista advirtió a ningún federativo, en el acto en el que recogió la bandera, que tuviera dolores y dudas sobre su capacidad para rendir al más alto nivel en los JJOO, donde debía defender la medalla de oro conquistada en Pekín-2008.
Por suerte, estaba el recambio de Pau Gasol, como sacar un conejo blanco de la chistera. Pero, antes, los dirigentes olímpicos españoles, con Alejandro Blanco a la cabeza, han debido tragar con la negativa displicente de Iker y Xabi, a quienes se les ofreció sustituir a Nadal.  “No estaría bien aceptar esa responsabilidad si pensamos que puede llegar a perjudicarnos deportivamente", han dicho como excusa. Aunque los dos navegantes han envuelto su decisión en motivos de preparación, ni Iker ni Xabi han olvidado que ellos poseían un mejor palmarés olímpico que Nadal y que el COE se saltó el reglamento sin ni siquiera realizar una llamada telefónica a los dos tripulantes para informarles de su decisión. En esa negativa o desaire está ahora su réplica. 

La enorme figura de Pau Gasol ha permitido, sin embargo, que el relato de una equivocación haya podido terminar en acierto. Ganador de la medalla de plata hace cuatro años en Pekín liderando a la selección de Aíto García Reneses, el jugador de los Lakers es un referente claro del trabajo duro, la honestidad y el compromiso, y será quien tomará el relevo del piragüista David Cal como digno abanderado en la ceremonia inaugural. Podría haber recaído la elección en Saúl Craviotto -- el único de los siete deportistas españoles que conquistaron medallas de oro en Pekín’08 que competirá en Londres-2012--. O en cualquiera de los subcampeones olímpicos, como la ondina Andrea Fuentes, en natación sincronizada, o la tenista Anabel Medina.  Pero el COE ha encontrado en la elección de Gasol el mejor golpe de imagen para poner tierra y generar unanimidad.

 Además de la medalla de plata olímpica, el pívot de Sant Boi suma tres oros (Mundial de Japón 2006 y Europeos de Polonia 2009 y Lituania 2011) ; dos platas (Europeos de 2003 y 2007) y un bronce (2011), En 12 temporadas en la NBA, Pau ha conquistado dos anillos de campeón( 2009 y 2010) con los Lakers y ha jugado en cuatro ocasiones el All Star.  Aunque lloremos la ausencia de Nadal, en Gasol están representados los mejores valores del deporte y la competición. Es un mito y una referencia indiscutible del éxito del deporte español, además de un modelo de conducta y ambición para todos los jóvenes.


domingo, 1 de julio de 2012

Aprender a ganar


España ya tiene su hito en el fútbol mundial. La selección ganó su tercera final en los últimos cuatro años y el partido de Kiev se recordará ya por la proeza de haber conquistado tres títulos internacionales consecutivos, lo que no había conseguido antes ninguna otra selección. Hace casi dos años que España no recibe más de un gol en un partido oficial y ha encajado uno solo en contra en esta Eurocopa. Una estadística impresionante, que avala el trabajo de Del Bosque y sus jugadores. Ese es el nuevo dato que añade España a ese estilo técnico y atrevido que le ha llevado a lo más alto, un fútbol plagado de centrocampistas cuya mayor virtud es saber defenderse en torno a la posesión del balón. Una apuesta admirada ya en todo el mundo. En esta ocasión, España ha dado además un curso de cómo defender el título de campeón a partir de un excelente despliegue de sus defensas. Y es otro paso adelante.

La selección de Del Bosque ha sorprendido en la Eurocopa de Polonia y Ucrania por su capacidad para madurar los partidos desde una buena contención. Lo ha hecho con variantes tácticas distintas, con Cesc de falso delantero, con Torres de goleador,  o con la velocidad de Pedro y Navas en las bandas. Recursos que hablan de un equipo bien trabajado desde la dirección técnica, con el criterio de que los partidos pueden jugarse con estrategias distintas en los dos tiempos. El mérito del seleccionador ha sido la elección de recursos insospechados para saber jugar a contracorriente, que han culminado en la soberbia exhibición frente a Italia. España deja para la historia un partido casi perfecto, con un resultado abrumador ante una selección  a la que, salvo en los penaltis de hace cuatro años en Viena, nunca se había ganado en partido oficial. Mejor, imposible.

En esta Eurocopa quedarán imágenes para el recuerdo, como las paradas de Casillas, el penalti de Sergio Ramos al ‘estilo Panenka’, los pases milimétricos de Xavi, la contundencia de Piqué, la velocidad de Jordi Alba, la armonía en el campo de dos mediocentros, Busquets y Alonso, los regates inverosímiles de Iniesta, la profundiad de Cesc moviéndose entre líneas y su penalti decisivo frente a Portugal o los remates precisos de Torres, elegido máximo goleador del torneo. Pero, sobre todo, lo que la final engrandecerá es el brillo del conjunto, un grupo extraordinario de jugadores que con su unidad, coraje y valentía  han llevado a vivir la época más gloriosa del fútbol español.

Nada es casual, y menos en los triunfos. Los resultados de la selección han llegado gracias a un cambio de estructura, mejor planificación en los clubs con el trabajo de cantera, y una mayor profesionalidad, junto a más capacitación técnica de los entrenadores. El liderazgo europeo de Barça y Madrid es uno de sus reflejos, y ha coincidido también con que algunos de los mejores jóvenes jugadores del país han probado la aventura de salir al extranjero, rompiendo barreras y miedos en las otras ligas. Así es como España ha borrado definitivamente los complejos con el pasado. Lo más importante que se aprende cuando se gana es que se puede ganar, y ese es justo el gran mérito de Del Bosque: la convicción. Ha sabido crear las condiciones ideales para conducir al éxito a una generación de futbolistas 
privilegiada e irrepetible.