No son los mejores días para el Comité Olímpico Español. En vísperas de la
apertura de los JJOO de Londres, la lesión inesperada de Rafa Nadal --el abanderado
elegido por una votación realizada contra la propia normativa—, se ha unido a un
nuevo caso en la lacra del dopaje y al agria polémica sobre la vestimenta de
los olímpicos españoles, que va a salpicar al COE durante toda la competición. La
decisión sobre el abanderado no se ha llevado bien desde el principio y ha sido
demasiado controvertida. Primero fue el cambio de reglamento, luego vino la
elección de Nadal, ha seguido la renuncia del tenista por lesión, y el último
capítulo lo han escrito Iker Martínez y Xabi Fernández, con su negativa a
portar ellos la bandera alegando motivos de preparación. Sólo el nombramiento
definitivo ayer de Pau Gasol ha logrado poner un buen final a un guión muy mal
escrito.
Gasol es la mejor elección posible.
Será, por su buena imagen mundial y sus muchos méritos deportivos, tan o más carismático
que el propio Nadal, de quien jamás se sospechó que sus problemas frecuentes en
las articulaciones, y su eliminación en Wimbledon, pudieran desembocar en esta
negra decisión, que ha pillado al COE desorientado y con el pie cambiado.
Nadie
sospechó en el organismo el mínimo atisbo de que Nadal dudara de competir en
Londres. Y tampoco el tenista advirtió a ningún federativo, en el acto en el
que recogió la bandera, que tuviera dolores y dudas sobre su capacidad para rendir
al más alto nivel en los JJOO, donde debía defender la medalla de oro conquistada
en Pekín-2008.
Por suerte, estaba el recambio de Pau
Gasol, como sacar un conejo blanco de la chistera. Pero, antes, los dirigentes olímpicos
españoles, con Alejandro Blanco a la cabeza, han debido tragar con la negativa displicente de Iker y Xabi, a quienes se les ofreció sustituir a Nadal. “No estaría bien aceptar esa
responsabilidad si pensamos que puede llegar a perjudicarnos deportivamente", han dicho como excusa. Aunque los dos navegantes han envuelto su decisión en motivos de preparación, ni Iker ni Xabi han olvidado que ellos poseían un mejor palmarés olímpico que Nadal y que el COE se saltó el reglamento sin ni siquiera realizar una llamada telefónica a los dos tripulantes para informarles de su decisión. En esa negativa o desaire está ahora su réplica.
La enorme
figura de Pau Gasol ha permitido, sin embargo, que el relato de una equivocación
haya podido terminar en acierto. Ganador de la medalla de plata hace cuatro
años en Pekín liderando a la selección de Aíto García Reneses, el jugador de
los Lakers es un referente claro del trabajo duro, la honestidad y el
compromiso, y será quien tomará el relevo del piragüista David Cal como digno abanderado
en la ceremonia inaugural. Podría haber recaído la elección en Saúl Craviotto -- el único de los siete deportistas
españoles que conquistaron medallas de oro en Pekín’08 que competirá en Londres-2012--.
O en cualquiera de los subcampeones olímpicos, como la ondina Andrea Fuentes,
en natación sincronizada, o la tenista Anabel Medina. Pero el COE ha encontrado en la elección de
Gasol el mejor golpe de imagen para poner tierra y generar unanimidad.
Además de la medalla de plata olímpica, el pívot de Sant Boi suma tres oros (Mundial de Japón 2006 y Europeos de Polonia 2009 y Lituania 2011) ; dos platas (Europeos de 2003 y 2007) y un bronce (2011), En 12 temporadas en la NBA, Pau ha conquistado dos anillos
de campeón( 2009 y 2010) con
los Lakers y ha jugado en cuatro ocasiones el All Star. Aunque lloremos la
ausencia de Nadal, en Gasol están representados los mejores valores del deporte
y la competición. Es un mito y una referencia indiscutible del éxito del deporte
español, además de un modelo de conducta y ambición para todos los jóvenes.