Desde aquél ya popular ‘Chusín, el precio lo pongo
yo’, que pronunciara el ínclito exgerente del Barça Antón Parera durante las
negociaciones para fichar al brasileño Geovanni Deiberson, cada operación de traspaso que realiza el club, y especialmente en
Suramérica, viene marcada por la falta de transparencia. Una nube de intermediarios y agentes FIFA.
que han crecido paralelamente a la entrada de los fondos de inversión y el
troceamiento de los derechos de los jugadores, impiden conocer, en realidad,
cuánto se paga por un jugador. Casi
nunca las cantidades que se dan a conocer son las realmente ciertas. Y no iba
ser menos en el caso de Neymar, modelo de futbolista del siglo XXI, cuyos
intereses acaparan a un nutrido grupo de propietarios.
Las complejas relaciones entre intermediarios y
dirigentes siguen poniendo demasiadas sombras en el mundo del fútbol. Cuando
llegó a la presidencia del Barça, Sandro Rosell tuvo la oportunidad de cumplir
una promesa electoral y poner luz sobre algunos de los asuntos más turbios de
la era Laporta, como fueron los fichajes fallidos de los brasileños Keirrison y
Henrique. Prometió en campaña la máxima transparencia de aquella siniestra
operación, pero luego, ya en el poder, optó por guardar la información secreta
y los números sin justificar bajo las alfombras. Un flaco favor a los intereses
de los socios que le votaron, con lo que se
mantiene abierto el camino de dudas y sospechas, ahora puesto, de nuevo, de
manifiesto con el complejo fichaje de Neymar.
No es
casualidad en esta ocasión que reaparezcan hombres otrora vinculados a la
empresa de representación Traffic, como el agente André Cury --¿es realmente el
hombre de confianza del Barça?--, junto a otros conocidos agentes brasileños afines
al jugador (Marcos Malaquías –quien también intervino en los traspasos de
Keirrison y Henrique-- y Wagner Ribeiro –exrepresentante de Robinho y Kaká--), además
de los numerosos dirigentes del Santos. Nadie explicará con claridad qué papel
juega cada uno en esta jugada de póker en la que el Barça trata de salir
vencedor.
Lo oficial
es que el acuerdo del Barça con el Santos alcanza los 28 millones de euros por
el 55% de los derechos de Neymar. Por debajo, están las cantidades ocultas que
se llevarán los otros diversos agentes que mueven a Neymar, crecidos con el
interés desesperado de Real Madrid, Manchester City, Milan y Chelsea. Estamos hablando de la empresa DIS y el grupo
de inversores Teisa que se reparten el resto de la propiedad del jugador,
verdaderos especuladores de la imagen de Neymar, que, visto el interés de los
clubs, no van a vender barata su parte al Barça. Aunque desde el club insistan
en que es Neymar quien ha decidido vestirse de blaugrana para abaratar el
traspaso.
Rosell tiene una oportunidad única de cambiar las
viejas prácticas del club, explicando minuciosamente lo que se paga a cada uno
y por qué. Lo ideal y deseable sería que se presentaran, finalmente, todas las
cifras del acuerdo. No se le puede negar de nuevo a los socios la posibilidad
de enterarse de lo que cuesta esta macrooperación financiera, sobre todo cuando
el club deberá endeudarse algo más y vender a otros jugadores para poder pagar
a Neymar. ¿O la cantidad final, como en
otras tantas operaciones, no se podrá explicar porque hay demasiado que ocultar?
Publicado en www.diariogol.com