
La constancia es la clave del éxito, escribe David Ferrer en la presentación de la web de su academia de tenis, un hogar de futuros talentos que ha construido en su Jávea natal. Es el lema que mejor describe a un jugador incombustible por su carácter y tenacidad, que disfruta hoy, a sus 30 años, del mejor momento de su carrera. Quinto jugador del mundo, clasificado por cuarta vez para el Masters –tercera presencia consecutiva entre los 8 mejores del año en Londres--, a David se le presenta la gran ocasión de ser protagonista para engrandecer un importante palmarés de éxitos menores que ha ensombrecido el gigante Nadal con sus 11 triunfos en los Grand Slam.
‘Gladiador’ o ‘Ferru’ han sido apodos válidos para el alicantino, que lucha esta semana por ganar su primer Masters 1000, en París, en una oportunidad única, ya que por el camino no va a encontrarse por primera vez con ninguno de los cuatro ‘monstruos’ del circuito (Djokovic, Federer, Murray y Nadal), mermados físicamente en el final de temporada. Reciente ganador en Valencia –su sexto título de la temporada--, a David sólo le falta el triunfo en un gran torneo para rubricar una carrera excepcional, en la que ha sabido sortear con su lucha infatigable en la pista todo tipo de obstáculos y, sobre todo, las limitaciones de su estatura (1,75 metros) en un deporte cada vez de mayor exigencia física.

Multimillonario y privilegiado, Ferrer se toma el tenis como una carrera de supervivencia, recordando los tiempos en que dormía en hostales, no tenía dinero y tenía que ir ratoneando de donde podía para continuar. La tenacidad, el espíritu de lucha y la constancia siempre como referentes le han colocado como un verdadero ejemplo de deportista, admirable por su resistencia, brillante por su terquedad e inconformismo. Cumplidos los 30 años, todavía compite con la ilusión del primerizo, jamás se da por vencido, ni siquiera viéndose permanentemente eclipsado por los cuatro `intocables’. A ‘Ferru’ le ha llegado ahora su gran momento, la oportunidad esperada en París o en Londres , aunque no sean los títulos ni los rankings quienes hagan al campeón. Como ejemplo de constancia, Ferrer ya se ha ganado el corazón del aficionado con su garra irreductible para saber morir en cada golpe.
Publicado en www.diariogol.com
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