Es ahora cuando Guardiola más necesita la voluntad de superación de los futbolistas, porque no fue por falta de control ni de dominio en el campo por lo que el Barça empató ayer en Anoeta, sino por altibajos de concentración. La victoria la pudieron dejar escrita los azulgranas durante una excelsa primera hora, pero los azulgranas, más controladores que profundos en el campo, dejaron esta vez vivir a la Real, que esperó sus oportunidades y acabó arrancando el empate por tenacidad y coraje. Hubo en el Barça fallos de concentración, imprecisiones imperdonables y algo de complacencia en el campo con el 0-2. Tomará buena nota el técnico, que tuvo que echar mano de Messi e Iniesta, ayer reservados para afrontar con frescura el debut de la Champions ante el Milan.
En el inventario de errores y aciertos, el Barça confirmó ante la Real que los cambios y las rotaciones van a ser una constante este año, sobre todo tras los partidos de selecciones. Se lo puede permitir una plantilla mucho más compensada, en la que la aportación de Cesc, dinámico y goleador, va a ser un referente por su movilidad y la búsqueda de espacios. Hay más riqueza táctica en el Barça actual, pero en Anoeta también brillaron aspectos nada positivos. Más que del resultado y la lesión de Alexis, Guardiola debe quejarse del conformismo, de la inconsistencia defensiva e incluso de la falta de profundidad.
Publicado en Diario Público el 11-09-2011
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