martes, 5 de junio de 2012

La llama de Djokovic


La capacidad de resistencia de Novak Djokovic parece ilimitada. Es el signo de distinción del número uno del mundo, más rocoso, fuerte y osado que sus rivales en los puntos más decisivos. Para tumbar a ‘Nole’ no basta un buen tenis, como lo ha hecho hoy el francés Tsonga y antes lo hizo el italiano Seppi. Son necesarios otros aspectos mentales, la concentración, el pundonor, la rabia y el coraje llevados al límite.

Así ha vuelto a resistir Djokovic en París, aunque esté  jugando por debajo del estratosférico nivel del año pasado. A punto de caer, con cuatro bolas de ‘match ball’ en una encendida pista Phillipe Chatrier que empujaba decididamente a Tsonga, el serbio ha renacido con sus mejores golpes, agarrado a la convicción de los campeones, con un poder de intimidación que sólo tienen los elegidos.  Sobreviviendo a una pelea sin límites, Djokovic se ha acabado imponiendo en cuatro horas y 10 minutos a un Tsonga abatido, que no ha resisitido la entereza de su rival (6-1, 5-7, 5-7, 7-6 (6) y 6-1). El quinto set ya ha sido un paseo para el número uno, alargando así  la maldición que persigue a Francia en su Roland Garros. Nunca como hoy ha estado tan cerca, pero desde 1983, cuando ganó Noah, no hay forma de que un tenista francés se encumbre a lo más alto.

Se prepara otra enorme semifinal, Djokovic-Federer, quien también ha vivido su particular suplicio de cinco sets frente al argentino Del Potro. Es uno de los partidos esperados y el mejor escenario posible para examinar, de nuevo, hasta dónde puede llegar la fuerza mental del número uno, que ya no controla sus nervios como hace meses. Djokovic se muestra, de nuevo, humano. Grita, exclama y expulsa sus demonios como no hizo en su espectacular 2011, sus restos ya no son tan demoledores, ni la potencia de su ‘drive’ lleva a los rincones con la fuerza y precisión de antes. Es un ‘Nole’ con puntos débiles, pero que conserva la llama que le coronó como número uno: una invulnerable confianza y el coraje de morir en cada golpe.


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