Todo en la gestión de Guardiola sugiere planificación y esmerado cálculo. Llega un exigente diciembre y ia manera con la que el técnico mueve las piezas en cada partido, la alternancia en las alineaciones, descubre una acertada dosificación de los jugadores en un mes donde se juegan mucho. Hay en el Barça,más que nunca, la sensación de que los títulos no se dirimirán con 11 indiscutibles, sino con el grupo, una plantilla de 22, donde incluso jóvenes emergentes como Cuenca tienen también su sitio. En esa labor de hacer partícipe a toda la plantilla, en la que jugadores básicos como Iniesta, Busquets o Villa tienen ahora muchos minutos de descanso, sí hay también dos intocables, cuya presencia no se negocia para Guardiola. Son Valdés y Messi. El portero lleva 10 partidos sin encajar un gol en el Camp Nou, y al mejor jugador del mundo, incluso cansado de los viajes con Argentina, es mejor tener alegre en el campo que refrescado en el banquillo.
Lo que transmite el Barça es una muy cuidada puesta a punto. Está en las mejores condiciones para afrontar el clásico en el Bernabéu y el Mundial de clubs, y lo demostró ayer con otra exhibición de recursos frente a un muy débil Zaragoza. Sobresalió la recuperación, con las mejores sensaciones, de Puyol y Piqué, de nuevo impetuosos hasta en las subidas al ataque. Impresionó ver las variantes tácticas que tiene el mediocampo blaugrana, con la delicia de la aportación de un Cesc imprevisible. Y gustó que el triunfo lo cerrrara un gol de Villa, el más necesitado de estímulos para recuperar ritmo e inspiración. La goleada tuvo un claro mensaje: el Barça llega muy fuerte.
Publicado en Diario Público 20-11-2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario