Sobre la lluvia y la vibrante igualdad de un partido jugado con ambición y sin miedo, el Athletic encontró el camino para frenar al Barça, que no encontró ni la fluidez ni la eficacia de otros partidos. Fue un partido de fuerza y pizarra, de coraje y equlibrio, que exigió un gran desgaste físico de los jugadores y que derivó hacia un reparto de puntos nada injusto.
En San Mamés no fue la noche más inspirada del Barça, incomodado por la presión del Athletic, pero supo salvar el resultado con la misma lucha incesante que había exhibido antes su rival. Tras una racha de nueves partidos sin perder, las estrategias de Marcelo Bielsa han reforzado la moral de los bilbaínos, que tienen en su juventud (alineó a 7 jugadores por debajo de los 23 años) un aval de futuro.Lo exhibió claramente ayer, agarrado a esa combinación de coraje y toque que gusta en San Mamés, y ante la que el Barça no encontró respuestas ni agujeros, salvo el gran gol de Cesc y el oportunismo final de Messi. Bielsa quiere fútbol elaborado para unir a la presión y a la intensidad del Athletic de siempre, y con ese estilo agresivo, que desató ante el Barça, supo amedrentar a los azulgranas, a los que sólo en el límite volvió a salvar Messi. El partido fue trepidante, igualado e intenso, y el empate final premió a todos por la misma valentía y atrevimiento por salir a ganar.
Publicado en Diario Público 07-11-2011
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