jueves, 22 de marzo de 2012

El miedo que hace perder títulos

El desplante del Real Madrid a los periodistas, tras el empate en Villarreal, es la peor señal que puede mostrar un equipo poderoso, que lo tenía todo para ganar la Liga. Ha venido a demostrar nuevamente el mal perder de Mourinho y sus jugadores cuando los resultados no les acompañan. Culpando al árbitro del empate,  han dejado ver una reacción de rabia e impotencia impropias de un líder que lo tenía todo a favor para enterrar este año la supremacía del Barça. Cuando evidentes son las 'ayudas' que ha ido recibiendo el Madrid en los últimos partidos --como las dos 'manos' en el área de Ramos y Alonso en su reciente visita al Betis-- este tipo de actitudes reabren peligrosamente el debate mediático sobre la incidencia de los árbitros españoles en el campeonato.

El Madrid empató en El Madrigal por su mal juego, y, sobre todo, por los miedos de Mourinho, que prefirió el 'trivote' defensivo de Lass, Alonso y Khedira, a la alineación de Kaká junto a Ozil, para ir en busca del balón y del control del juego.  No fue la mala actuación del árbitro Paradas Romero, que perjudicó por igual a los dos equipos, la culpable de que los blancos se dejarán otros dos puntos, que van a animar mucho la última parte del campeonato. La responsabilidad solo fue de Mourinho y sus jugadores, enmarañados en un juego defensivo y en unas malas artes que, al final, provocaron ese mal resultado y una reacción clara de impotencia, saldada con las expulsiones del propio técnico, de su ayudante, Rui Faria, de Sergio Ramos por juego violento y de Ozil por protestar.

No hubo, sin embargo, ni un ápice de autocrítica en la plantilla del Madrid. Todo lo contrario, acusaciones generales de 'robo' con graves insultos, como los que hizo Pepe en el túnel de vestuarios --"vaya, atraco,  hijo de puta", le esmentó al colegiado--, recogidas en el acta del partido. Cuando aún colea el expediente a Piqué por unas declaraciones que cuestionaban una actuación arbitral, el Comité de Competición tendrá motivos ahora para actuar esta vez con mucha más justificación.

Está claro que los goles de Messi y el buen juego del Barça, decidido ahora a no fallar más, están incomodando a un Madrid que no digiere bien la presión. Sigue siendo el gran favorito para ganar la Liga, si mantiene el juego valiente y ambicioso con el que ha destacado este año, pero ante el primer tropiezo inesperado, Mourinho se ha decantando otra vez por las malas artes, las críticas generalizadas y el arma del ruido mediático. Fue significativo que se marchara de El Madrigal buscando en la implicación de los periodistas de Madrid --¿ 'lo habéis visto, lo habéis visto'?-- excusas a su mal planteamiento. El miedo, y no los árbitros, como ayer en Villarreal, es lo que,al final, le puede hacer perder los títulos.


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