Y, de momento, todo le sale bien. Cesc hizo de Messi y el ‘4’ volvió a reencontrarse con su mejor nivel, punzante en sus asistencias y su privilegiada visión de juego. Montoya sustituyó a Alves y acreditó con su confianza que está preparado para cualquier partido. Y Thiago, tras una larga ausencia, reemplazó a Iniesta con otra exhibición de técnica y saber estar en el campo. Pese a las ausencias y con un equipo titular formado por 10 jugadores de la cantera, más Adriano, Vilanova logró esta vez reafirmar la identidad del Barça y garantizar que la continuidad del método y el modelo están preservadas. El triunfo y la goleada, engrandecidos con la participación después de Messi y Villa, han reforzado a Vilanova desde todos los puntos de vista. También en el de la gestión, por cómo supo convencer a Messi de que, esta vez, su presencia era mejor en la segunda mitad, parar romper el partido.
Después de un año sin perderse un minuto, desde que Guardiola optara por sentarle en Anoeta tras una jornada de selecciones, Messi aceptó el descanso. Alegre y motivado, ‘La Pulga’ destrozó el partido en la segunda mitad, pero el Barça ya ganaba 0-1 y se había mostrado muy seguro en el campo. Nada más saltar al césped, el argentino provocó primero una tarjeta, pudo forzar un penalti de Torres, que se tragó el pésimo árbitro Teixeira Vitienes --¿es un aviso de lo que le espera al Barça este año?—y, más tarde, transformó –esta vez sin dudas—una clara pena máxima sobre Pedro. Luego empujó fácilmente a la red una asistencia del lateral Montoya. Marcar y decidir saliendo de suplente es otra de las virtudes del argentino, aunque hacía tres años que no sucedía fuera del Camp Nou, precisamente, en Getafe. Lleva 8 goles esta temporada, 6 en la Liga. Y suma ya 61 en todo el 2012, uno más que los que marcó en el espectacular 2010.
A Messi se le ve alegre y distendido, a punto de estrenar paternidad, libre para acometer nuevos desafíos y ese es el mejor síntoma para el Barça. Un gran contraste con la tristeza y los problemas de Ronaldo en el Madrid., cuya derrota en Sevilla, con fallos de concentración y mentalidad para sufrir, le deja ya a ocho puntos de los azulgranas. La unión de Tito con sus jugadores está fortaleciendo al Barça, mientras su rival, pese al triunfo en la Supercopa, sigue atascado en las punzantes críticas de Mourinho a sus futbolistas y sin ningún ademán de autocrítica.
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